Tú sí que vales. Ya va siendo hora de que alguien te lo grite al oído. Porque vales mucho, como también valen otros tantos más. ¡Qué pena antes no haberlo podido adivinar!
Tú sí que vales. Porque en tu hobby está lo que deberías ser, sabiendo que éste cuesta de encontrar ya que anda disfrazado, oculto detrás de cosasquetengoquehacer y notengotiempos. Como ese móvil que vibra y vibra pero que no se deja atrapar.
Tú sí que vales. Porque tienes talento que quizá, como los talones de tus pies, no hayas visto jamás. Eso que te cuesta tanto valorar porque a ti te daría vergüenza tenerlo que cobrar pero que oye, ahí está.
Tú sí que vales. Pero eres tú del que de eso se debe percatar. Porque otro no vendrá a decirte lo que tú jamás debiste ver como normal. Porque en tu yo normal quizá se encuentre lo excepcional. Y ya está.
Tú sí que vales. Porque entre lo que se te da bien y lo que harías gratis puede que esté lo que realmente debas ser. A lo que te debas dedicar. Sin más.
Tú sí que vales. Y tu talento ahí está. Sólo espero que más temprano que tarde, te atrevas a reaccionar y lo sepas trabajar.
Tú sí que vales. Pero sólo el tiempo ya pasado te puede hacer dudar, aunque oiga usted, todavía no soy tan viejo como para dejar de soñar.
Tú sí que vales. Y sabes que más de una vez puedes tropezar. Pero entiendes que eso es tan sólo un pequeño peaje, un precio mínimo que pagar por seguir a tu voluntad. Qué más da.
Tú sí que vales. No lo olvides jamás.
Dedicado a mi amigo Luis.
Fotografía: Luis Amaro.