«Nos mintieron. Porque nos dijeron que venía tormenta. Nos contaron que el miedo es bueno, que nos protege del fracaso, que no podíamos hacer esto o aquello y que sólo los ricos y los inteligentes triunfan en la vida.
Nos mintieron. Porque nos contaron que la gloria venía a través del sacrifico, el dinero con la lotería y la deuda envuelta en papel de regalo. Nos mintieron cuando nos invitaron a ocuparnos sólo de nuestros asuntos.
Nos mintieron cuando se empeñaron en educar nuestra mente sin educar nuestro corazón, cuando nos empujaron a cobrar los favores y cuando nos regalaron unas gafas para ver a los demás de forma distinta.
Nos mintieron. Cuando nos enseñaron a contestar «estoy bien, gracias», a pedir permiso en lugar de pedir perdón y a no salirnos de la raya al pintar para no ser el bicho raro de la clase.
Nos mintieron. Por fin lo sabemos. Y no con pequeñas mentiras sino con mentirazas de las gordas. Bajó nuestra autoestima, nos faltó ilusión y todos acudimos corriendo a cobijarnos bajo el paraguas del «confort».
Hoy nos sorprendemos con la ropa calada y los zapatos mojados, preguntándonos por qué, debajo de un paraguas, hemos acabado mojados».
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