En cierto ocasión, la Madre Teresa de Calcuta, conoció el caso de una família hindú con ocho hijos que no tenían nada para comer.
La misionera cogió algo de arroz y se dirigió hacia la casa de la familia hambrienta. Al llegar allí, Madre Teresa entregó el arroz a la madre de família.
Ésta lo tomó agradecida, lo dividió en varias raciones y salió a la calle.
Al regresar, la sorprendida donante preguntó qué había hecho con la otra parte del arroz.
La madre de los chiquillos hambrientos dijo que lo había entregado a otros vecinos que también tenían hambre. Después de aquel día, Madre Teresa comentó: «Aquella noche no les di más arroz, pues quería que ellos también pudiesen disfrutar de la alegría de dar”.