Antes de conocer la fama, Jim Carrey vivía en un pequeño apartamento del que apenas podía pagar el alquiler.
Por aquel entonces, Carrey, trabajaba como monologuista en bares y locales de poca monta.
Pero el futuro protagonista de “La Máscara”, sabía que algún día su suerte cambiaría y que terminaría convirtiéndose en un actor de éxito y muy bien pagado.
Como si se tratase de una broma de cualquiera de sus personajes, el actor firmó un cheque de diez millones de dólares a su nombre, con la idea de que algún día podría llegar a cobrarlo. No se equivocó, pasados cuatro años ya podía entrar en un banco a cobrar su cheque.