«Lo que realmente importa para el éxito, carácter, felicidad y logros vitales es un conjunto definido de habilidades sociales, no solo habilidades cognitivas que son medidas por tests convencionales de coeficiente intelectual». Daniel Goleman.

El desarrollo general de un niño en los aspectos cognitivos, social y ético es tan importante o más que el aprendizaje de las materias tradicionales impartidas en la escuela.

Las habilidades sociales, emocionales y morales no pueden separarse de los conocimientos adquiridos durante la enseñanza en la vida estudiantil. Para que un niño haga bien sus deberes, además de conocimientos sobre la asignatura, debe tener cierto grado de auto-control y debe ser capaz de poder priorizar aquellas actividades importantes de las que no lo son tanto. Un niño, debe saber aplazar determinadas satisfacciones personales y disciplinarse de verdad para hacer sus tareas escolares. Cuando aprenda esto, conseguirá un grado de auto control que será muy valioso en su confianza personal.

«Educar la mente sin educar el corazón, no es educar en absoluto». Aristóteles.

Un niño necesita aprender a percibir sus sentimientos y los de los demás, además de saber gestionar sus emociones. Un niño que aprenda esto es un niño que funciona mejor porque es capaz de conocerse a sí mismo además de hacer el difícil ejercicio que es saber ponerse en el lugar de otra persona. Si enseñas a tu pequeño a interpretar bien las emociones de otros, mejorará su capacidad de conectar con la gente, de construir relaciones con los demás y de empatizar con ellos. Este tipo de enseñanza puedes llevarla a la práctica aunque tu hijo sea un bebé, si tu pequeño hace llorar a otro niño debes hacerle entender que ése niño llora por algo que él le ha hecho, hazle comprender cómo se siente el chiquillo que está llorando y que sus actos han desencadenado en esa situación. Estos pequeños gestos son sumamente importantes para que tu criatura aprenda a desarrollarse emocionalmente.

«Todo aprendizaje tiene una base emocional».Platón.

Es importante que los niños aprendan a que cada decisión tomada por ellos conlleva una consecuencia, tanto si es buena como mala. Vivir al margen de esas consecuencias provoca que los jóvenes piensen en el «todo vale», pueden engañarse creyendo que rompiendo sus juguetes no está ocurriendo nada porque mañana papá o mamá les regalará otro. Esto, en la adolescencia, esa etapa tan difícil en la que una persona cree que todo el mundo está en su contra, es sumamente importante. Yo he podido comprobar con mis propios ojos cómo un grupo de niños, de unos quince años, se burlaban e intimidaban a un pobre anciano, al llamarles yo la atención no se inmutaron lo más mínimo y se rieron también de mi. Este tipo de conducta es reflejo de una dejadez en la educación de estos chicos, son prototipos del «todo vale», niños incapaces de ver las consecuencias de su mala conducta y el mal efecto que ésta causa en los demás.

«La verdadera compasión no significa solo sentir el dolor de otra persona, sino estar motivado a eliminarlo». Daniel Goleman.

Nuestros hijos deberán saber enfrentarse de forma ética y eficaz a sus problemas, es una habilidad sumamente importante que les será de gran ayuda para cuando deben encararse a los conflictos con sus iguales, con adultos, o con futuros compañeros de empresa o clientes. Debemos despejar esa idea, tan publicitada en la cinematografía americana, de competitividad entre los niños, de querer ser los primeros en todo y ganar cueste lo que cueste. Este pensamiento es creador de perfiles individualistas y egoístas, forma a personas con la idea de «primero yo y después los demás». Afortunadamente, muchos padres de hoy no están de acuerdo con este principio y valoran muchísimo el hecho de que sus hijos se transformen en abanderados de la amabilidad y la humanidad con los demás.

Los que tenemos la suerte de ser padres sabemos que nuestros hijos no son máquinas así que no los tratemos como tal. No se puede atiborrar a un niño con lecciones, fórmulas y temario para memorizar y dejar descuidado todo lo que es su formación humana y social. Es sumamente preocupante comprobar cómo gente con carreras universitarias han sido capaces de crear bombas utilizadas para matar a otros seres humanos. Sin un auto-conocimiento y un compromiso con la sociedad, la formación académica actual no es suficiente para formar personas dedicadas a construir un mundo mejor.

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